010 Una visión escéptica

Una visión escéptica

Quería que éste libro no sólo tuviera una visión, una visión a favor de la Sábana Santa, y en justicia debo hacerlo, por mucho que me duela, pero es en pro de la objetividad del lector acerca de todo este apasionante tema.

sabana-santa

Y buscando alternativas que puedan explicar la formación de la imagen de la Sábana Santa me tropecé con el trabajo excelente de un buen amigo, un amigo de la bella tierra de Argentina con las que tantos sentimientos tengo compartidos y parte de mi corazón. Ese amigo es el investigador Sebastián Jarre quién al exponerle la idea me autorizó a reproducir su trabajo en esta obra mía para ofrecer al lector esa otra visión del lienzo turinés.

Así pues les ofrezco la llamada “Otra cara de la moneda”:

Como diría Borges: “Mi relato será fiel a la realidad o, en todo caso, a mi recuerdo personal de la realidad, lo cual es lo mismo”. Eran las 04:30 horas de la madrugada, tras arduas horas de cavilaciones y conjeturas, terminaba de cerrar -no sin algunas dudas- el capitulo final de mi libro sobre la Sábana Santa de Turín. Y mientras me recostaba y reflexionaba un titulo acorde a la obra, el pequeño mundo que había edificado, se desplomo como una construcción de cartas ante un esporádico viento invernal. Estaba convencido de la autenticidad del Manto de Turín (o Síndone) – y así lo hubiera seguido estando- llegando, incluso, a defenderlo como muchos lo hacen a “capa y espada”. Nunca olvidare como una combinación fortuita de ademanes e imágenes mentales me haría perder esa gran confianza (por no decir fe) que ya profesaba a ese lienzo (y hoy se que mi principal error fue “creer” lo que otros creyeron, sin haberlo, previamente, comprobado por mi mismo. Y ese problema, estoy seguro, lo tienen varios sindonólogos que refritan otras obras sobre el lienzo de Turín, sin antes corroborarlo.)

Sucedió cuando emule la posición del crucificado de la Sábana. Mis manos no lograban cubrir la zona del pubis. Dicho de otra manera -y ajustado a un cadáver- un cuerpo sin vida recostado sobre un sepulcro, por más que se lo acomodase, jamás con las manos llegaría a cubrir la zona mencionada…sin embargo, el hombre de la Sábana si puede hacerlo.

Pero será preciso -para que no haya confusiones- que antes de señalar las incongruencias de la famosa Sábana Santa, refiera, sucintamente, que es la Sábana y sus “particularidades” que atraen a la ciencia.

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El lienzo o Síndone (del griego de Sábana) de Turín es una reliquia -como tantas otras- venerada por miles de fieles. Se supone que fue la mortaja que -una vez fallecido Jesús- se empleó para envolverlo y transportarlo al sepulcro, donde allí permaneció- según los evangelios- hasta el tercer día. La excepción de este manto es que – a diferencia de las otras Sábanas que pululan en el mundo- no existe vestigio alguno de que haya sido pintada, de hecho, los estudios no han hallado rastro orgánico o inorgánico en la figura que presenta la misma. Un figura -dicho sea de paso- enigmática, y que, en 1898 (gracias al fortuito descubrimiento de Secondo Pía) se develo que era, en realidad, un inmenso negativo fotográfico. Cuando Secondo Pía tomó -coincidiendo con la ostención de la misma; tras varias peripecias- unas fotografías al Manto expuesto a los fieles, advirtió que sus negativos en realidad eran positivos de la Sábana, es decir que el lienzo era un negativo. Esta figura presenta las dimensiones de un cuerpo humano, terriblemente flagelado, con todas las marcas que- según los evangelios- Jesús de Nazaret había padecido, a la sazón, la corona, los clavos, los azotes, la lanzada, etc.

Desde que Pía obtuvo la fotografía de este lienzo se produjo un revuelo que hizo participes a muchos científicos de diversas ramas, botánica, palinología, fotografía, química, medicina, e incluso participaron científicos de la NASA (aunque la NASA como organismo institucional, no participo) en un fogoso intento por certificar la autenticidad de esta Sábana.

Poco a poco, se empezó a edificar la Sindonología -proveniente de Síndone, es nombre dado al estudio de la Sábana- una disciplina que -aunando diversas ramas cientificas- pretende demostrar -con ayuda indispensable del lienzo Turinés- de “la mano de la ciencia” ,que Jesús resucito de los muertos. En otras palabras (dicho taxativamente) lo que intenta la Sindonología es comprobar por medio de la ciencia el dogma de fe de la resurrección, e indirectamente (o no) la existencia de Dios. Tan así es que “prestigiosos” sindonólogos se expresan abiertamente refiriendo:

Monjas ante la Sabana Santa

“¡Hasta la ciencia dice que Cristo ha resucitado!” (Marvizón , Pag 185, “La Sábana Santa: ¿Milagrosa falsificación?” )Aunque es enternecedor ello, también es chocante (¿ Y la Fe? ¿La desechamos y nos quedamos con lo que la Santa Ciencia nos afirme?)

Como podría escribirlo Charles Peirce, Willian James, Miguel de Unamuno, o mi colega Martin Gardner: “La existencia de Dios jamás puede probarse por experimentos científicos ni por la pura razón de la deducción lógica. Dios se puede realizar solo en los dominios de la experiencia humana; sin embargo , el verdadero concepto de la realidad de Dios es razonable para la lógica , plausible para la filosofía, esencial para la religión e indispensable para nuestra evolución.” Esto es simplemente fideísmo agudo, y por cierto, lógico. ¿Por qué, entonces, se empeñan los sindonólogos en demostrar dogmas de fe con los artilugios científicos?

Básicamente, lo mencionado sobre la Sábana de Turín hasta aquí, es lo más relevante para que los lectores que desconocen sobre la misma se hagan a la idea sobre lo que estamos hablando. Por cierto, la Sábana mide aproximadamente 4,37 metros de largo x 1,11 metros de ancho y esta tejida en lino.

Deberé decir que las pruebas que esgrimiré a continuación, aunque muchas intenten ser refutadas por Sindonólogos, basta que -como en los casos de las fotos ovni donde si una es autentica , por tanto, estamos ante la presencia de una civilización extraterrestre- una sola evidencia que indique fraude sea real, para que por su propio peso -como me pasó, a guisa de “bola de nieve”- la Sábana o Síndone pierda su credibilidad (al menos para los que aun posean la mente abierta a otros paradigmas.) Por lo tanto, el informe procurara ser lo mayor escueto posible con el mencionado fin.

Lo que más mueve la credibilidad de las personas por este lienzo es que es un asombroso negativo fotográfico, o sea, que para ver bien al hombre de la Sábana es preciso sacarle una foto y contemplar el negativo de la exposición , ya que será un perfecto positivo. Esto es indiscutible.

Y lo que revoluciona y agita los intelectos es que se trata nada menos que de ¡ Una fotografía en el siglo I ! (aunque nada demuestra , como veremos, que sea del siglo I)

La Sindonología (como pseudociencia) esta patrocinada por poderosas organizaciones empeñadas , a toda costa, en demostrar científicamente que la Sábana Santa fue, efectivamente, la mortaja de Jesucristo, y que existió la resurrección (y de esto ultimo para quienes creemos en Jesús no hay duda alguna.) Los sindonólogos, con tal de divulgar su mensaje “Hasta la ciencia dice que Cristo ha resucitado” se esfuerzan en dar la impresión de que toda la comunidad científica internacional los esta apoyando. Cuando no es así. Hasta el momento los únicos investigadores científicos verdaderamente independientes que analizaron las Sábana fueron los laboratorios del Radiocarbono (o C-14), y que , para desgracia de los sindónologos, fecharon el lienzo en el siglo XIV (o sea en el medioevo).

“Es cierto, también que, para conseguir sus fines, la Sindonología escamotea o falsea los datos objetivos que invalidarían sus hipótesis y paralelamente, sobrevalora, incluso tergiversándolo, cualquier dato parcial que pueda corroborar su teoría. En este autoengaño, los sindónologos alcanzan extremos verdaderamente patéticos, incluso omitiendo lo evidente cuando no les conviene” (Juan Eslava Galán , Pág. 42 “ EL fraude de la Sábana Santa y las reliquias de Cristo”; libro recomendado.)

Lo que intentan los sindónologos a toda costa es introducir en sus publicaciones y conferencias , argumentos atiborrados de tecnicismos y jerga científica (que muchos desconocen por completo; solo se limitan, como un loro, a repetir) para que sea totalmente incomprensible a cualquier mortal, cohibiendo la mente del individuo con declaraciones ilustradas en conocimientos avanzadísimos.

Cuando la humanidad debería de aceptar la existencia de Dios de un modo progresivo, los sindónologos pretenden que el mundo entero -a partir de un objeto material- acepte de buenas a primeras , empleando el avatar científico, la presencia de Dios, y más aun, la resurrección y el cristianismo (aunque, como se vera a continuación, Jesús no fundo iglesia alguna.) Lo que sería evolución espiritual se transformaría en revolución espiritual.

Aunque la iglesia prefiere mantenerse al margen , también “obedece” el postulado científico, tal es así, que cuando se confirmo que la Sábana era del siglo XIV , la iglesia la redujo a la posición , simplemente, de Icono (igual que tantas pinturas y demás existen.)

En 1353, el caballero Godofredo de Charny donó el lienzo a Lirey, esta es la aparición histórica de la reliquia (el punto débil de la sindonología), aunque muchos se empeñen en demostrar que hay datos históricos precedentes de esa misma reliquia, cuando se sabe que en el mundo desfilaron cientos de Sábanas, todas claro, consideradas originales y cada una con su leyenda personal milagrosa. (Como la que existe aquí , España, en Valladolid en la capilla del convento de Santa Catalina de Siena.)

¿Cómo se produjo la imagen de la Síndone?

Como sabemos, la humanidad no siempre progresa técnicamente en línea recta, sino, incluso a veces, retrocede, y algunos conocimientos se extravían para luego volver a ser recuperados. Basta que recordemos los monumentos y construcciones antiguas de tan exquisito diseño, inigualables, y aun hoy día, sin saber a ciencia cierta, como aquellos “primitivos” hombres lograron tal proeza; otro vestigio más concreto es la pila que hay en el museo de Bagdad (hallada en las ruinas de Nínive); el mapa de Piris Reís, etc. Estos objetos y construcciones imposibles, aunque se los considere milagrosos, no lo son; son hallazgos técnicos que se extraviaron en el tiempo. Invenciones que- al no encontrársele utilidad o porque su inventor se guarda de hacerlas publicas- son muchas veces erosionadas con el tiempo , ignoradas, o bien llevadas a la tumba. Cuantos descubridores o inventores hay en el mundo que- por precariedad económica, o porque a las multinacionales o empresas importantes no les interesa- sus descubrimientos mueren olvidados en un polvoroso cofre, o peor aun (ante la decepción de su creador de no poder divulgarlo) fallece en la basura. ( Hay que entender también que las invenciones o descubrimientos deben adaptarse a la demanda de la edad en donde son halladas ¿A quien en el siglo XV le interesaría el transistor si todavía no fue descubierta la electricidad? Hoy en día ¿A quien le interesaría un combustible no contaminante si se desecha el petróleo?)

Quizás, algo parecido le ocurrió al inventor o inventores de la fotografía en el siglo XIV , solo con la diferencia de que , tal vez, contó con el apoyo de la iglesia (la cual, posiblemente, como “patrocinante” que era, obligo a mantener silencio sobre el tema, sobre todo, si recordamos que para aquella época cualquier cosa fuera de lo normal era considerado brujería , con su candente e iluminado destino en la hoguera.)

En el siglo XVI , en manos de -quizá- un alquimista , la invención de la fotografía era técnicamente posible, aunque desaconsejable por la Inquisición. Por ello, posiblemente, el inventor no le vio más alcance a su descubrimiento que imprimir una imagen en un lienzo con ayuda de la luz solar, y hacerla pasar por reliquia ,consiguiendo así buenos dividendos.

Por otro lado (y tengo grandes razones para pensar ello)un protofotógrafo ideal -aunque no es exactamente del medioevo- hubiera sido -previa contratación de la Iglesia por su genialidad- Leonardo de Vinci. Era un genio de la ciencia y pintura, alguien con un poder creador inigualable. Es muy plausible que la Iglesia , empeñada en mantener una constante devoción (y Donación) por sus reliquias, (que ya empezaban a perder notoriedad por sus naturales características de pintura simple) se fijara en este gran talento que a todas luces se adelantaba a su época (véase su Bibliografía) Tranquilamente, Leonardo combinando sus conocimientos de ciencia y pintura pudo plasmar la imagen.

La Sabana Sana como objeto misteriosamente tridimensional

Los sindónologos sostienen que la imagen fue causada en el siglo I por una radiación “desconocida para la ciencia” , emanada por el cadáver de Jesús. Lo cual, tratándose del Hijo de Dios, es del todo posible (si se uso Sábana , como más adelante veremos), pero ¿Con que motivo? ¿Con el propósito de reemplazar el mensaje que debiera ser espiritual , del corazón, que Jesús profesaba , por un mensaje puramente intelectual como la ciencia sindonológica con sus agudas palabrerías pretende demostrar? En algunas cosas los tiempos no cambian :¿Un mensaje espiritual se acepta – a fuerza- por la mente, por la intelectualidad, o , por el contrario, lo aceptamos en nuestro corazón, por la fe? Cada cual sabrá…

Alguien como Jesús que no quiso dar PRUEBAS MATERIALES de su condición de hijo de Dios ( quien lea los evangelios atisbara esto; un gran hecho fue el no evitar su cruel muerte a pesar de conocerla de antemano) y pretendió llegar al corazón , sometiéndose constantemente, ante las vicisitudes de la existencia , a la voluntad del Padre, aquel que dijo cierta vez “mi Reino no es de este mundo” ¿Daría pruebas materiales a este mundo para demostrar que existe su Reino? Indudablemente no.

¿No es más dable que alguien en el siglo XIV o XVI diera con los principios de la fotografía , a que se obrara un prodigio material para confirmar algo espiritual.?

¿Tan endeble es la fe de los sindónologos que , si la Sábana no es real, sus esperanzas basadas en Jesús se resquebrajan? Bueno y justo sería que se meditara todo ello, un escrutinio honesto del corazón no le caería mal a nadie.

El principio de la cámara oscura era sobradamente conocido en la antigüedad. En una habitación oscura (o caja oscura) se hacia una agujero por el que penetraba la luz y las imágenes exteriores se proyectan , invertidas, en la pared opuesta al orificio. En un manuscrito Árabe -por citar algo añejo- de Alhazen (965-1038) hay una descripción detallada de la cámara oscura. Para plasmar el objeto es preciso emulsionarlo con alguna sustancia química que sea sensible a la luz, o sea, que se oscurezca proporcionalmente a la cantidad de luz que recibe de las imágenes proyectadas. Así se produce una fotografía.

Desde la antigüedad se conoce que el nitrato de plata se oscurece cuando se expone a la luz. Estas sales de plata eran un producto común en la Alquimia desde, por lo menos, el siglo XII. Por tanto, en el siglo XIV existían ya los productos químicos necesarios para fabricar una emulsión fotográfica. Pero, como había gran variedad de ellos, amen de combinaciones de productos químicos (bicromatos de potasio o amoniaco) con otros orgánicos (albúmina, clara de huevo) etc., es muy difícil ver de cuales se sirvió el protofotógrafo autor del Manto de Turín.

Sin embargo, Keith Prince, un investigador británico ha demostrado, con grandes posibilidades de acertar, el método empleado por el falsificador. Prince tomo un lienzo de lino similar a la Sábana Santa y lo impregno con una emulsión compuesta de clara de huevo y solución de sal de cromo. Cuando se seco el lienzo, lo coloco en el fondo de una cámara oscura y lo expuso durante horas a la imagen de un busto de yeso por el típico procedimiento fotográfico (con la luz solar entrando por un orificio). Luego extrajo el lienzo ( del bastidor donde estaba) y lo lavó con agua fría para eliminar las partes de la emulsión que no fueron afectadas por la luz (o sea las que no tenían ninguna imagen plasmada). Después expuso el lienzo a un horno para que tome algo de calor. La clara de huevo (albúmina) contenida en la mezcla coloidal de la imagen impresa chamusco ligeramente la tela. Y finalmente se lavó con agua caliente que elimino cualquier vestigio extra, dejando solamente unas chamuscaduras idénticas casi, a las de la Sábana santa. Pero hay algo más interesante y -diría- revelador: A pesar de los siglos transcurridos desde su concepción es notable que en la Sábana Santa

Todavía se detecten restos de albúmina (y nada más.)

Cualquiera podrá objetar “ pero es una inmensa Sábana , ¿como se pudo hacer tan grande fotografía?”. En los comienzos de la fotografía existieron negativos así de grandes , aun mayores, basta citar el ejemplo del fotógrafo George Lawrence, que a principios de siglo, realizo placas de hasta 4 metros cuadrados con una cámara fotográfica gigantesca (Strap , 78)

Además, según las comparaciones sobre varias teorías sobre la formación de la imagen con las características de la imagen, que Julio Marvizón nos ofrece en su libro antes mencionado: para que la Sábana presente superficialidad, pormenorización, estabilidad térmica, ausencia de pigmentos, tridimensionalidad, negatividad, no direccionabilidad, estabilidad química e hidrológica, como digo, para que presente la Sábana todas estas características la única manera de concebir la imagen es por luz o calor. Algo revelador. . .

Film2 - La Pasion de Cristo

Defectos de la imagen :

La cabeza esta desproporcionada (es excesivamente pequeña) si se la compara con el resto del cuerpo ( denotando una limitación del protofotógrafo, o , en el caso de que fuera Leonardo , su propia cabeza superpuesta, a guisa de firma de autor. Hay retratos de Leonardo asombrosamente parecidos al rostro del hombre de la Sabana.)

“En el Canon anatómico, un cuerpo contiene siete veces rara vez ocho, la longitud de la cabeza , en tanto que aquí , en el lienzo es contenida ocho veces y media”. (Hernández, Pág. 285, “la Sabana Santa de Turín. Estudio científico -histórico- critico.”)

Lo dicho: la desmesurada longitud de los antebrazos , podría deberse a una de dos: a lo que en técnica fotográfica se denomina doble exposición, o simplemente a la intención del protofotógrafo por intentar , a toda costa , cubrir la zona púbica con las manos. Si vosotros que leéis este informe os tomáis la molestia de contemplar la foto del hombre de la Sábana , notaréis de inmediato que los brazos de la figura descansan a los lados del cuerpo de manera natural (como es razonable si estamos hablando de un cadáver), pero los antebrazos se “alargan” con el fin de llegar a cubrir la región del pubis con las manos. Según Juan Eslava Galán : “Da la impresión de que el protofotógrafo , que copiaba la postura de Cristo con los brazos cruzados sobre el vientre de la iconografía al uso, tuvo en cuenta que el destino de la falsa reliquia era su exhibición publica en un santuario, ante una muchedumbre de peregrinos para los que el sexo era tabú (al menos el sexo de Jesucristo) y, por lo tanto, dispuso a su modelo de manera que cubriese no exactamente el vientre sino, algo más abajo, sus partes pudendas:” Como aconseja Galán, sería útil e interesante que vosotros que leéis esto, interrumpierais la lectura, e imitarais dicha posición, de inmediato notarias que una persona normalmente proporcionada no llegara a cubrir la zona púbica tal como lo hace el hombre de la Sabana ; claro, si se obliga a forzar la postura y elevar los brazos hasta casi ponerlos en línea con los antebrazos , así si se podrá, no obstante recordemos que se trata de un cadáver, proeza imposible para aquel. Pero , no solo esta este detalle de extremidades anormales en la figura, además, según rezan las costumbres de los tiempos de Jesús, los judíos como todos los pueblos de Oriente (egipcios incluidos) cruzaban los brazos de sus fallecidos sobre el pecho.

La corona de espina muchos sindonólogos (entre ellos Benítez) afirman de que se trata de un casquete o casco de espinas. Si consideramos seriamente el asunto, veremos que un casco hecho con espinas, era algo -amen de extravagante- complicado de hacer por unos romanos acostumbrados más al combate que a las artesanías, y que solo -lo cual no es poco- pretendían burlarse.

El cuello de la figura es excesivamente largo. No solo esto, en la línea de ensambladura entre la cabeza y tronco aparece una especie de fino collar blanco que – no solo siguiendo las presuntas aportaciones de la ciencia :distancia/luminosidad- no debería notarse tanto.

Hay ciertos errores que indicarían que hubo diferencias de ajuste del objetivo a la hora de tomar la protofotografía: el muslo derecho más grueso que el izquierdo en la figura frontal, pero más delgado en la dorsal; o las piernas más largas por delante que por detrás (lo que determina diferencias de altura en la imagen frontal y dorsal.)

Finalmente, es imposible que la Sábana santa haya sido empleada de mortaja , porque la figura plasmada en ella no posee distorsión alguna, lo que indica claramente (amen de no haber uniones -ni de sangre o la figura impresa- entre la parte dorsal y frontal, ya sea por el sector de la cabeza o costado del cuerpo, caso lógico si se envolvió el cuerpo) que el lienzo se hallaba a cierta distancia del cuerpo (o molde) y estaba montado , posiblemente, sobre un grande bastidor. (Aunque los sindónologos dicen que hay arrugas, estas son mínimas de las que debería de presentar realmente el Manto si cubrió un cadáver, de hecho: “ De haber servido como mortaja presentaría una imagen grotesca y ancha resultante de aplanar una tela que se ha impreso envolviendo un volumen»”(Galán Pág. 58) Además ¿Cómo explicar que un cadáver tendido boca arriba sobre un suelo , posiblemente pétreo, no deje aplanado las zonas corporales que reposan en contacto sobre dicha superficie material, en especial los glúteos? Sencillo, según los sindónologos: “ Porque el cadáver levito”.

Reproduzco lo que afirma Marvizón (como otros autores sostienen, Benítez, Francisco Anson, etc.) sobre ello: “ En boca de científicos:

¨ Parecía que se había vaporizado el cadáver emitiendo una extraña radiación (aquí notó un ligero influjo de los evangelios en un científico que se presume objetivo) …es muy probable que en el instante de producirse la radiación el cuerpo estuviese ingrávido, en levitación, y por eso no quedaron aplanados los músculos dorsales ” (Pag 128 Marvizón)

Una afirmación demasiado arriesgada para un científico objetivo . Y aun peor, añaden: “ El cambio físico del cuerpo en el momento de la resurrección (¿Es que ya le ponen nombres a las cosas sin explicación? Denoto una fuerte creencia que invalida una respuesta objetiva) puede haber provocado una liberación…”

¿Qué es más probable? ¿Una protofotografía que consuele estos defectos visibles, o el poder divino y sus misterios tomaron parte del asunto? Y coincido con Galán en que, todas las soluciones aportadas por la “ciencia” son respuestas demasiado rebuscadas para un problema simple.

Defectos en la Sábana.

A la sabana se le hubo añadido una franja al costado de 8 cm para así poder centrar la figura. “Es muy sospechoso que la pieza adicional provenga de la misma pieza de tela de la sabana. Si entre la presunta resurrección de Cristo y la exhibición de la sabana transcurrió bastante tiempo, la franja adicional debería proceder de una pieza distinta” (Galán Pág. 58, 59)

La parte Dorsal y frontal de la figura no se hallan unidas. Lo lógico en un cadáver envuelto que “emitió una radiación desconocida” sería que también hubiera uniones entre dichas partes. La Fig. lo representara mejor: (Fig., 30)

Los propios sindonólogos aportan pruebas de que todo fue fraguado, quizás, con un cadáver de alguien (a los que Leonardo, por supuesto, tenía acceso, y de hecho, experimento. Gran parte de la obra anatómica de Leonardo se basó en su disección del cadáver de un centenario.)

a. Las machas o marcas de sangre presentan los bordes perfectamente nítidos y ningún coagulo se observa roto o desflecado (como tendrían que estar si se hubiese despegado el cuerpo al retirarlo o sustraerlo de la sabana. Además esto sería contradictorio con la hipótesis de la levitación del cuerpo) como sería lógico si se uso un cuerpo – quiero creer muerto- para flagelarlo y crucificarlo y luego como modelo para la fotografía. Es del todo razonable que si fue una fotografía no haya ningún coagulo roto y que se vean nítidos. Pues jamás hubo contacto directo de sangre y tela, afirmación no ajena a Marvizón que cita también a cierto medico (Pág. 108): “Ninguna de las reacciones químicas acuso la presencia de sangre. Se probó con luz ultravioleta, con la reacción de la bencidina: resultado negativo. También se hizo un examen microespectroscópico, a la búsqueda del hemocromógeno: resultado negativo. Resumen: ¨…las huellas parecen haber correspondido en su momento a regueros , heridas, y coágulos de sangre. Sin embargo…no aparece el menor rastro de sangre.” (aunque el grupo Sturp dice haber hallado – complejísimas técnicas de por medio- Porfirina en las marcas.)

Si aceptamos que las marcas de “sangre” fueron por contacto directo con la tela caemos en dos preguntas: ¿Por qué no hay corrimientos y se ve todo impreso de una manera tan exacta -por otro lado, consecuencia que sería natural en un modelo preparado para ese menester.? ¿Cómo explicar la aparición de la -dudosa- moneda o lepton y del pañuelo en el rostro del hombre de la sabana, ya que dichos objetos son inanimados? Además de todo esto, la gravedad del cuerpo recostado debería haber dejado más intensamente marcada la espalda con sangre y no todo tan uniforme.

Los latigazos al hombre de la sabana fueron aplicados por falsificadores: si se observa bien, las marcas de las bolitas metálicas del Flagrum no se superponen. La persona o personas que llevaron a cabo el trabajo se limitaron a azotar el cuerpo (quiera que sea de un muerto) sistemáticamente en toda su extensión para presentar las marcas típicas que los evangelistas señalan, pero sin repetir dos golpes en el mismo sitio.

Aunque esto pueda parecer cruel (pese a que se haya empleado un cadáver o , mejor, un molde de yeso) uno de los primeros sindonólogos , el cirujano Pierre Barbet (aunque católico devoto) llevo a cabo experiencias directas con muertos: “ Tomó, pues, un cadáver fresco y perfectamente flexible y lo clavo en una cruz de chillas colocada para mayor comodidad sobre un carro basculante…un solo martillazo basto para que un clavo de 8 mm y sección cuadrada atravesara el carpo y se fijara en la madera. Luego clavo los pies , el izquierdo sobre el derecho flexionando un poco las rodillas…” (Solé S.J. Manuel “La sabana santa de Turín, su autenticidad y trascendencia.”, Pág. 233)

Si un sindonólogo para comprobar su teoría sobre la sabana procedió de tal aberrante manera ¿No es más dable que quien falsifico el lienzo lo hiciera también y con mayor justificación?

Por ultimo: muere Jesús en la cruz, una vez que los soldados comprueban su muerte hundiéndole una lanza en el costado, José de Arimatea , ayudado, posiblemente, por Nicodemo y los soldados (ya que tenía una autorización sellada por Pilato) envuelven el cuerpo sin vida del Nazareno en una Sabana o lienzo limpio y lo transportan hasta un sepulcro nuevo, propiedad del de Arimatea, cercano al Gólgota. Y aquí esta la pregunta -que a mi parecer les debería ser más preocupante a los sindonólogos que el dichoso C-14 -carbono 14- : lo desclavan a Jesús del patibulum y del Stipes (palo vertical), la sangre mana por sus heridas, la gravedad hace el resto con la herida del costado, lo colocan sobre el manto o sabana y lo envuelven , obviamente en este proceso se impregna la sabana con las marcas del flagelo y crucifixión en un orden diferente -o similar, pero no igual- al del cuerpo que tendría , YA ACOMODADO, en el sepulcro. ¿Y como es posible esto? ¿Cómo se entiende que las marcas de un cuerpo colocado a las apuradas -dado el día que era de celebración- sobre la sabana en la tierra del Gólgota , coincidiera con las marcas del cuerpo recostado y acomodado – : el cuerpo desnudo, una mano sobre la otra, tapando zona genital, la cabeza atada con el pañuelo, las piernas juntas – en el sepulcro? ¿No debería de contemplarse , acaso, el doble de marcas de los clavos , por ejemplo?

Pero, claro esta, los sindonólogos pueden objetar: “No se utilizo sabana apenas lo bajaron de la cruz, se uso luego, ya en el sepulcro”

Dejemos que sean los evangelistas los que contesten a esta pregunta:

“ Este (José de Arimatea) fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús . Entonces Pilato mando que se le diese el cuerpo. Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sabana limpia. Y lo puso en su sepulcro nuevo…” (Mateo 27,28:58-60)

“ …e informado por el centurión (Pilato) dio el cuerpo a José. El cual compro una sabana , y quitándolo, lo envolvió en la sabana , y lo puso en el sepulcro…” (Marcos 15,16: 45,46)

“… fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Y quitándolo lo envolvió en una sabana , y lo puso en el sepulcro.” (Lucas 23,24: 52,53)

Los tres evangelistas aciertan en coincidir que se empleo una sabana para envolver el cuerpo de Jesús. Posiblemente apenas lo bajaron de la cruz, “quitándolo lo envolvió”. Pero recordemos que estos son los llamados evangelios sinópticos (del griego “Syn-orao” que significa “ver conjuntamente”) O sea, se los llama así porque colocándolos en columnas paralelas se puede seguir en los tres una misma narración con una estructura muy parecida.

Sin embargo, quizás, el más interesante sea el testimonio de Juan, quien se presume estuvo presente a lo largo de ese funesto día junto a Jesús, y fue el ultimo apóstol en escribir su evangelio, contando con la posibilidad de cotejar los tres anteriores. (su evangelio es el último escrito aproximadamente en el año 90 d.c.)

“ Y Pilato se lo concedió (a José de Arimatea). Entonces vino y se llevo el cuerpo de Jesús. También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche , vino trayendo un compuesto de mirra y de Aloe, como 100 libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas , según es costumbre sepultar entre los judíos.” (Juan19,20:38-40)

Y como decía, resulta curioso que Juan -que posiblemente presencio toda la pasión- no incluyera en su relato a la sabana, como los otros tres evangelistas lo hacen en el momento de la cruz. Más aun: Habla de lienzos que envuelven a Jesús ya en el sepulcro (imagino que las especias aromáticas no se las iban a colocar en el mismo Gólgota “lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas”.) Pero lo más llamativo es que este evangelista parece gozar de una buena facultad para dar detalles en su narración (“100 libras” , “ Mirra y Aloe” ) pero no menciona la sabana ni en el momento de quitar a Jesús de la cruz, ni en el sepulcro. ¿ Por que haría esto si contó con los otros evangelios? Una de dos: Fue intencional, pues como observador de toda la pasión de Jesús no vio manto alguno jamás. O , “lienzos” refiere también a sabana y sus fajas sujetadoras, y hubo una mala traducción. Lo dudo.

Tengo fuertes razones para creer que no se empleo sabana alguna. Si Juan como buen observador notó que los otros evangelistas incluían el término “sabana” ¿Por qué no lo hizo él? ¿Por qué si incluyo un sudario sobre la cabeza de Jesús? . Seguramente, sus buenas razones tendrían. (Además no olvidemos que si se uso un sudario o pañuelo para la cara -al quitarlo de la cruz- como la tradición judía demanda en un rostro vapuleado ¿para que se iba a usar también una sabana en ese momento?)

Lo “natural” hubiera sido que los soldados cargaran el cuerpo de Jesús -como acostumbraban a hacerlo con todos lo criminales al trasladarlos a las fosas comunes- hasta el sepulcro, y allí, el de Arimatea lo hubiera envuelto en lienzos. Dudo que hubiera errores importantes al traducir este evangelio. Aun más dudo que se haya cometido -como muchos insisten- una manipulación en esta parte especifica del relato. Son aceptables las manipulaciones teológicas que hayan sufrido los evangelios , casi inevitablemente – pero no malintencionadas- pero aquí ¿qué trascendencia tendría para aquella edad adulterar una sección que habla sobre lienzos.?

¿Existió la resurrección.?

Dejando a un lado la Síndone, que exista o no la resurrección es un motivo de fe personal. No tengo dudas de que existe , y no pienso empequeñecer el hecho con la problemática de aportar “pruebas” sobre ello. Simplemente lo creo, así como creo que “los amaneceres son la sonrisa de Dios”. Pero bueno y justo será que llame la atención sobre un punto a aquellos que dudan -como es natural- de este dogma de fe. Si la resurrección fuera algo simbólico , o , simplemente no existió jamás, me pregunto entonces¿ Como algo simbólico o inexistente llego a que los apóstoles y discípulos de Jesús predicaran con tanta intrepidez, ignorando las duras persecuciones, los escarnios, incluso al punto de dar valientemente la vida? ¿De donde sacaron esa “fuerza”? ¿De algo simbólico o inventado?. (lo mismo vale para aquellos que dicen que los propios discípulos robaron el cuerpo.)

¿Jesús fundo una iglesia?

Creer en Jesús no implica creer en la iglesia. Nada más alejado de la realidad. Jesús no fundo iglesia alguna, aunque – de la misma forma que pronóstico su muerte y resurrección- pronostico, seguramente, la posterior aparición de la misma , de manera casi inevitable.

La iglesia la “comandan” los hombres y no Dios: “Dad al cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.

Y bien se que afirmar esto no solo es algo delicado y comprometedor, pero si creemos en la filosofía de Jesús, en su mensaje, no debemos hacerlo por partes. Y él mismo lo dijo -sobre no precisar templos o iglesias.

Jesús predico una religión dinámica , del corazón, sin templos , Iconos, o catedrales, y así lo afirma Juan en su evangelio: En este pasaje (Juan 4:21-24) Jesús se pone a conversar con una mujer samaritana que iba a sacar agua de un pozo (y habla con ella, a pesar que existía una gran enemistad entre judíos y samaritanos. A estos últimos se los consideraban paganos porque no reconocían la religión de Israel.) Ante un preconocimiento de los hechos que Jesús le hace a esta mujer , ella advierte que es un profeta, y le dice: “ Nuestros padres adoraron a este monte , y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar”.

Pero Jesús le explica rotundamente: “ Créeme, mujer, se acerca la hora en la que ni en este monte ni en Jerusalén adorareis al Padre…llega la hora y ya estamos en ella, en la que los verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y en verdad…Dios es espíritu; y los que le adoran en espíritu y en verdad es preciso que así lo hagan.”

Ante esta afirmación ¿es dable que un hombre con tales ideales pudiera pensar en fundar una iglesia? Indudablemente no.

Y citando a Juan Arias en su magnifico libro “Jesús ese gran desconocido”: “ Sobre este texto (el de la samaritana) se han derrochado ríos de tinta. Pero pocos han ahondado en él para observar que se trata de una dura crítica a todo el fausto de las iglesias levantadas por católicos y protestantes. A la mujer samaritana Jesús le dice muy claro que en el futuro o , mejor, ya desde aquel momento van a importar muy poco tanto el templo de Jerusalén como las catedrales que un día levantarían en su nombre, ya que nada de eso es importante para rendir culto a Dios que habita en el corazón de las personas y no en la oscuridad y magnificencia de los templos.”

¿Alguien como Jesús que cierta vez dijo: “el más grande en el Reino es aquel que sea el más humilde” querría tan augusta representación de él como es la iglesia.?

Un ser que cierta vez se expreso a sus apóstoles diciendo “el espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros” ¿Aprobaría un sacerdote para que represente a Dios, para que hable por “el que todo lo puede y ve”?

Y añade Arias en su libro: “ ¿Podía un profeta que tenía esa idea de culto pensar en fundar una iglesia que más tarde quitaría el oro a los pobres para enriquecer sus templos, una iglesia en la que sus seguidores se enzarzarían en una disputa por saber si era más importante , por ejemplo, la basílica de San Pedro que las otras catedrales del mundo, ninguna de las cuales podría construirse con una superficie superior a la de aquella.?

Cualquier persona objetiva -creyente o atea- no puede dudar al leer los evangelios que Jesús fue un hombre humilde, que vivió una vida espectacular haciendo en todo momento, ante las difíciles pruebas que se le avecinaban , la voluntad de Dios. Ese era su gran mensaje “porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre” (Mateo 12,13:50)

El entender como él transmitió su mensaje real ,que versaba que su

“ Reino no era de este mundo” (repetido hasta la saciedad, ante la rudeza de enemigos e impaciencia de discípulos; e incluso, ante el mismo procurador Romano, Pilato, que le responde: “ Mi Reino no es de este mundo, si así fuera mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.”) quizás no solo nos ayude a encontrar algunas respuestas a lo que nos aguarda tras el cerrar eterno de párpados, sino como obtener la paz en nuestro interior , la famosa paz de Jesús, “mi paz os doy”. Sin embargo, es algo difícil.

El corazón mismo de la oración que enseño a sus discípulos fue “venga tu reino; hágase tu voluntad”. Habiendo así concebido que el reino comprendiera la voluntad de Dios, se dedico a la causa de su realización con extraordinario autoolvido y entusiasmo sin límites, sin llegar jamás al fanatismo.

¿Qué es la voluntad de Dios?

Como un copo de nieve, puede llegar a tener “mil formas”. Intentaremos, por tanto, “acceder” a alguna. En estos temas es común que se de un «rodeo» para explicar estas cuestiones filosóficas, pero prefiero ser algo directo: La voluntad de Dios, es crecer en bondad, belleza y verdad, tres palabras para designar algo que escapa al vocabulario humano, pero que, sin embargo, están ahí, para la reflexión y como parámetro de meta. La voluntad de Dios es el “deseo” de Dios, como Padre: “sed vosotros perfectos como vuestro padre que esta en los cielos es perfecto”. Y esta no es una perfección física, o simplemente intelectual, es la perfección del – aunque suene cursi o trillado- amor. Dios es amor, pero el amor no es Dios, diversas filosofías o religiones pretenden enseñarnos que -como los hermetistas por ejemplo- «todo lo de arriba tiene su reflejo abajo», y no es descabellado pensar que Dios, como creador del ser humano – directa o indirectamente – su relación con el hombre sea análoga a la de un Padre, y en la palabra todo lo que ello puede representar para nuestros conceptos humanos. (aunque las circunstancias adversas del mundo parezcan reflejar otra cosa.)

No me importa desnudar , en este articulo, mi creencia espiritual, los rótulos que se me pongan me tienen sin cuidado, solo pretendo ser fiel al relato, y dar mi opinión sobre estos asuntos, una opinión que, tal vez, a algunos les sea de utilidad para reafirmar pensamientos, o para negarlos. En todo siempre esta el Ying y el Yang, lo blanco y lo negro, lo bueno y lo malo, cada cual tiene su paradigma, y forma de concebir el mundo, su mundo.

Y aunque aquellas parezcan palabras de esperanza , espiritualidad, o de “amor y paz”, quizás para muchos pueriles, o idealistas, les puedo asegurar que es eso y mucho más, es eso mismo, amigo lector, que alguna vez, – en mayor o menor medida- anhelo o idealizó en su fuero interno “ la verdad es el más alto ideal concebible por la mente humana”. ¿Quién de vosotros que lees esto no sentisteis -aunque sea solo una vez en vuestra vida- la “visita” del amor.? (Y no me interpreten mal, no hago alusión al sexo. Nada más alejado de lo que pretendo. ) Seguramente todos…¿no es lindo? ¿No sería bello tener un destino así, vivir así? ¿Es una Utopia? Quizás…

Será pues , ahora -y como siempre ocurre con estas cosas- cuestión de creer o no hacerlo. Las “pruebas” se han presentado, solo falta como decía el propio Jesús “quien tenga oídos” para escucharlas “ que los use y oiga”. Aunque recuerden la frase: » Todos tenemos la verdad, pero nadie quiere mostrarla».

Las pruebas científicas.

En 1977 se organizo un grupo de investigación denominado STURP (proyecto de investigación sobre la Síndone) integrado, según Picknett y Prince, por 39 “fervorosos cristianos” y con el único agnóstico, Walter

McCrone, que no tardo en ser expulsado cuando se empeño en afirmar que la sabana era un fraude (Picknett, Pág. 50)

John Jackson (físico del laboratorio de armas del ejército del aire norteamericano) visito a un amigo Bill Mottern que se desempeñaba en los Sandia Scientific Laboratories de nuevo México. Debido a que Mottern estaba trabajando con el analizador de imagen VP-8 (desarrollado por encargo de la NASA) un excelente equipo (ahora ya añejo) al que al suministrarle una imagen plana de dos dimensiones la devuelve traducida a tres dimensiones. Para lograr la tridimensionalidad se vale de un poderoso computador que analiza las diferentes densidades ópticas de la inmensidad de puntos que conforman la imagen brindando una altura determinada a cada punto. Inmediatamente Jackson (que “casualmente” tenía consigo una fotografía de la sabana) sometió al VP-8 la figura de la Síndone.

Y no tardaron en esperar los resultados…

De pronto surgió una imagen en relieve “que parecía salirse de la pantalla como si fuera un cadáver real ´, balbucieron ¡ Imposible!” (Francisco Ansón “la Sabana Santa: últimos hallazgos, 1998”, Pág. 87)

O sea que la sabana contenía información tridimensional.

“ Cuanto más pegado se encontraba el lino al cadáver de Jesús de Nazaret menos registró la huella” (Benítez “El enviado”)

Desde luego este “hallazgo” aumento el caldeado ambiente sindonologico. “Si el memorable fotógrafo Turinés había obtenido la fotografía de Cristo, ellos habían conseguido su escultura” (Galán Pág. 110)

A partir de estos descubrimientos los sindonólogos, más convencidos que nunca de la autenticidad de su reliquia comenzaron a divulgar la “buena nueva”. Pero el problema aquí es que, por empezar, nada se ajusta a lo que realmente sucedió. Primero: John Jackson era un entusiasta sindonólogo, y licenciado en teología. Y “Para obtener la imagen tridimensional del hombre de la sabana y pasar a la historia de la Sindonología, Jackson y su socio tuvieron que realizar multitud de complicados ajustes y cálculos, añadir datos que no se encontraban en la sabana y suprimir otros (el “ruido”)” (Galán Pág. 111)

Partiendo del hecho de que la Síndone había envuelto un cadáver Jackson y Jumper utilizaron un ayudante de estatura similar al hombre de la sabana al que, cubriéndolo con una tela sobre la que habían impreso la imagen de la sabana, le tomaron luego algunas fotografías. Así calcularon las distancias aproximadas del tejido a la piel en cada sector del cuerpo, y finalmente, basándose en ello hicieron los ajustes necesarios combinando imagen de la Síndone y el modelo utilizado. “ En resumidas cuentas, obligaron a la maquina a producir los resultados apetecidos”(Galán Pág. 112)

Además como dedujo Guirao P. (“El enigma de la sabana Santa” , pag 114-116): “…¿Quién puede utilizar el analizador de imagen VP-8 propiedad del gobierno de EEUU para estudiar la sabana y poder apreciar si se ha incurrido en algún defecto u omisión , con tal de llevarse el gato al agua?…la retórica de Vignon y su impresión al vapor fue útil en su tiempo, hoy ya no lo es. La de los americanos es irrebatible, pero ¿Lo será dentro de alguno años, cuando otros analizadores de imagen sean empleados para desvirtuar la autenticidad del sudario?”

Dicho y -ahora- hecho. Se han repetido -gracias a la divulgación de los hallazgos de los americanos- el experimento de Jackson y Jumper. Pero , con resultados totalmente diferentes. En otro laboratorio el experimento produjo un rostro plano “con la nariz y las cejas al mismo nivel” (Picknett pag 208) O sea , para que se produjera la figura en 3D que todos conocemos ( y al igual que las fotos en negativo imagen obligada de las publicaciones sindonologicas) es preciso manipular el computador , introduciendo datos previamente procesados. Sin estos datos el ordenador produce una imagen bien diferente. Si apreciamos la figura de la Síndone notaremos que el bigote y las cejas brillan más que la nariz, por lo tanto, en un correcto estudio de 3D estas partes deben aparecer más altas que el resto (claro, si no se manipula la escala del analizador para ajustarla a lo que uno desee; tal como se efectúa con las fotos de la superficie de Marte; allí, como el técnico no tiene idea preconcebida de lo que busca, actúa sin modificar nada, totalmente imparcial.)

Pero, quizás, la mayor prueba de la autenticidad del lienzo de Turín sea la que aporto Max Frei sobre los pólenes. El descubrimiento del Dr. Frei venía a corroborar -teoría científica de por medio- los superfluos argumentos históricos con que el sindonólogo Ian Wilson intentaba rastrear a la Síndone desde Jerusalén hasta Turín.

Por ejemplo, Wilson y Mgreen sostienen que el famoso Mandylion de Edesa no era la impresión del rostro de Cristo según dice la leyenda, sino la propia sabana Santa doblada para que solo se viera el rostro. Así, reúnen noticias que surgen aquí y allá (muchas tergiversadas) sobre Santas sabanas veneradas por toda Palestina, Constantinopla, etc. Además, argumentan los sindonólogos, los iconos existentes demostrarían que estos fueron basados en la Síndone. Cuando esto es una falacia , pues exactamente al revés pudo haberse concebido el lienzo, siguiendo los detalles de los iconos (pelo, ojos, barba, etc.)

Pero -como decía- Max Frei era rotundo: “ Puedo afirmar sin posibilidad de ser desmentido que la sabana santa fue expuesta en Palestina hace 2000 años” (Solé , pag 114)

Así se sostiene ahora que el palinólogo había encontrado polen de plantas hoy extinguidas pero existentes cuando paso la sabana. Sin embargo, los sindonólogos silencian que, años después, el propio Max Frei se desdijo de su “sin posibilidad de ser desmentido”, y reconoció que los 2000 años de la sabana aun no se podían demostrar: “Sería en si posible encontrar una planta ya extinguida hoy. Pero yo no he tenido esa fortuna, contrariamente a ciertas informaciones” (Igartua, pag 30)

Así se expresaba Frei y añadía además: “ el estado actual de nuestros conocimientos (sobre polen) no permite una datación exacta…En los últimos 2000 años la vegetación de Israel no ha sufrido alteración fundamental…las especies halladas estaban presentes en Palestina en tiempos de Jesucristo, siglo I, pero también antes y después” (Igartua, pag 31)

Y luego desmintió que hubiera afirmado que la “sabana estaba en Palestina en el siglo I” (Igartua ,pag 32), lo cual deja abierta la chance de que la tela de lino haya sido fabricada en Oriente medio en el siglo XIII. Recordemos que en aquel tiempo existía un activo comercio mediterráneo y no hay nada raro que una pieza de tejido procediese del otro extremo del océano. (más aún: si como intuyo, la iglesia lo solicito para que Leonardo hiciera su menester.)

Max Frei además centró sus observaciones a los lugares por los que Ian Wilson insistía que la sabana había peregrinado en su largo camino de Jerusalén a Europa. El propio grupo STURP lo critico de “demasiado selectivo” (Picknett , pag 66)

Pero lo que los sindonólogos se empeñan en resaltar es la infalibilidad de Frei, cuando es de dominio publico su gran fallo con los asuntos de los falsos diarios de Hitler que Frei certifico como auténticos. (quien desee información sobre este particular , por favor, solicítenmela.) Los nuevos expertos demostraron que se trataba “ no solo de falsificaciones , sino de malas falsificaciones” (secretos , pag 429)

“ Lamentablemente tampoco los argumentos de Max Frei a favor de la sabana parecen sostenibles. Nuevamente, como en el caso de la pretendida información tridimensional del lienzo, topamos con que todo el crédito depende de una persona que asegura estar utilizando un método científico tan novedoso o tan complicado que ningún detractor esta en condiciones de discutir. Porque en el mundo hay pocos palinólogos y ninguno de ellos ha tenido acceso a la sabana para obtener muestras que puedan confirmar o rebatir los asertos de Max Frei.” (Galán, pag 123)

¿Monedas?

En 1979 el Padre Filas S. J profesor de teología y devoto sindonólogo hace público un sensacional hallazgo: los leptones en el rostro de la figura de la sabana. El numismático Whanger , colaborador del padre Filas S.J. halló nada menos que 74 coincidencias entre la moneda y la imagen en relieve de la sabana (Igartua, pag 52). Una hazaña difícil de concebir se consideramos que la presunta moneda mide solo 15 mm de diámetro y no se ve para nada (vean la foto y si pueden descubran la moneda; necesitaran el auxilio de una portentosa imaginación …y fe.)(Fig., «moneda”)Esta supuesta moneda ni los más fervientes sindonólogos la ven, “como no sea haciendo un acto de fe”.

Pero no solo llegan estos notables sindonólogos clarividentes a percibir la moneda – que no es visible -, sino que además pueden “ver” (¿P.E.S?) que posee un báculo de augur romano y la inscripción “Tibepioy Kaicapoc”, o sea “de Tiberio Cesar”.

Pero, si había una moneda en el ojo derecho, lo lógico es que también la hubiera en el izquierdo. Al principio no se encontraba, pero pasado un cierto tiempo, ¡Aleluya! :“ Parece tratarse de otra moneda del mismo Pilato, acuñada en el año 29 en honor a Julia, madre de Tiberio.” (Solé, pag 187). Y zanjando cualquier duda, Marvizón afirma (de igual idea que JJ. Benítez ): “Solo nos faltaría un documento de Poncio Pilato afirmando que este es el lienzo que envolvió a Jesús de Nazaret. Y casi lo tenemos” (Marvizón, pag 155)

Vosotros que leéis esto , contemplad la foto de la presunta moneda, si la veis os admirare (a vuestro costado izquierdo esta lo que se debería de contemplar, la real moneda de esa edad.): “Se requiere un tremendo esfuerzo de imaginación y otro no menor de buena voluntad para identificar la moneda con su presunta imagen en el lienzo” (Galán 132)

Pero el real problema -amen de su invisibilidad- esta en los siguientes puntos:

“ Ni en las fuentes documentales ni en las excavaciones arqueológicas se ha tenido nunca noticia de que en la Judea Romana se enterrase a los muertos con monedas en los ojos” (Corral, pag 87 “Descubren la huella de una moneda del año 29 en la sabana Santa”)

Además añade: “ Era un rito de raíz puramente pagana”.

“Poner una moneda Romana con símbolos paganos como el lepton sobre el cadáver del judío hubiera supuesto una grave conculcación de las normas hebreas sobre pureza ritual en los enterramientos” (Corral , pag 87)

El escaso peso de la moneda (dos gramos aproximadamente) ante la tensión del párpado cuando el rigor mortis entreabre los ojos, hubiera sido insuficiente. Para que el ojo se mantuviera cerrado habría sido necesario una moneda de mayor valor y peso.

Y es interesante recalcar un detalle que Juan E Galán descubre en su obra (pag 132) mencionada precedentemente: “ Todavía existe una cuarta dificultad consistente en explicar como se formo la presunta imagen de la moneda. Si fue por irradiación de energía desde el cadáver hacia la sabana, lo razonable sería que las monedas , obstáculos metálicos interpuestos se hubiesen señalado nítidamente con sendas manchas negras o quizás blancas (dependiendo del efecto negativo o positivo en que veamos la sabana) Incluso si aceptamos que la descarga de energía fue tan intensa que traspaso un objeto metálico y sin embargo tan delicada que solo chamusco ligerísimamente las fibras más superficiales del tejido ( lo que resulta de todo punto descabellado) sería lógico que, en todo caso, se hubieran plasmado en el lienzo las dos caras de la moneda, superpuestas no una sola.”

Los brazos y manos largos.

Con respecto a los brazos demasiados largos del hombre de la sabana el padre Solé S.J nos dice que (pag 146) una piadosa mano de uno de los amortajadores “hundió la tela, apretándola, entre el pecho y el brazo para que cubriera la herida del costado.”, pero es lamentable, luego encontrar solo tres páginas adelante:

“ La tela-placa en el momento de la impresión debía estar relativamente horizontal tanto en la parte extendida por debajo del cadáver como en la que lo cubría por encima … si la tela hubiera estado apretada al cadáver -razona-…difícilmente las imágenes hubieran podido salir tan regulares y exentas de deformaciones.”

Y esto sería lógico , pero ¿En que quedamos? ¿Estaba o no la tela extendida en posición horizontal? Con los dedos extremadamente largos afirman algo similar, argumentan los sindonólogos que es la impresión de las puntas de los dedos sobre las cuales volvía la tela (Solé, pag 147) Pero, ¿No habían dicho que las arrugas del lienzo eran aquellas líneas blancas no impresionadas que aparecen en el negativo?

Y no debemos olvidar que según el sindonólogo Francisco Ansón, el libro del padre Solé S. J es el mejor de toda España: “Se trata del libro más recomendable. Existe un acuerdo casi general en considerarlo el mejor libro en lengua Española y el más completo. Combina la profundidad y el rigor con la amenidad en el tratamiento de los temas” (Ansón, pag 18)

Pese a esta notoria anormalidad -los brazos y manos- en la figura del hombre de la sabana algunos investigadores se empeñan en encontrarle explicaciones irrisorias, como que al crucificado al clavarlo por el espacio de Destot pudo extenderse “el hueso con cierta facilidad”. Justificando aquellas anormales extremidades. A esto , sería interesante preguntarse porque Pierre Barbet, el medico que experimento con cadáveres no apunto este detalle en su obra (¿por qué no se produjo , a pesar de haber experimentado con cadáveres que no ofrecían resistencia y si podrían haberse descoyuntado, aunque no tanto como se presume.?)

Pero la prueba más significativa de que es una gran falacia suponer tal estiramiento a causa de la crucifixión, se debe a que , para cubrir la zona púbica, tal como lo hace el hombre de la sabana con sus manos, es preciso conseguir un estiramiento de unos 20 cm (para tapar con la “normalidad” que lo hace dicha zona) cosa harto imposible en una descoyuntura de hueso. El hueso se podrá desencajar de su lugar – o romperse ligamentos- pero la piel no se estira así porque si, en tal caso se rompe con hueso y todo, separando el miembro.

Un año clave.

Un año clave para la Sindonología fue en 1988. En ese año se conocieron (un 31 de octubre) por medio del Cardenal Ballestrero los resultados del análisis al lienzo de Turín por el C-14. Los tres laboratorios acertaban en coincidir que la sabana había sido fabricada en el siglo XIII o XIV. “ Según el informe conjunto de los laboratorios firmado por 21 investigadores , la sabana santa solo tenia unos 750 años para Oxford; unos 646 para Tucson y unos 675 para Zurich; es decir, una media de 690 años” (Galán , pag 175)

Inmediatamente los sindonólogos comenzaron a buscar “pruebas” para refutar la datación por C-14. “Ideas sobre como la datación del Radiocarbono tenía que ser errónea” (Picknett, pag 272)

Así fue que no solo encontraron un fallo, sino muchos, muchísimos. Se hablo de “complot” para fraguar la antigüedad del lienzo, de mentiras, de coimas y sobornos, de que el análisis estuvo plagado de errores , que los laboratorios incurrieron en muchos errores y ello determino una evaluación equivocada, o que las vicisitudes de la reliquia durante 2000 años – de estar deambulando por el mundo, en templos, en incendios, etc.- la rejuveneció. Incluso ,se señalo que el científico Dimitri A Kouznetsov llevo a cabo una estupenda prueba quemando un trozo de lienzo del siglo I (simulando el incendio de Chambery donde la sabana casi se desintegra) dando luego a analizar al laboratorio de Tucson dicha tela. Demostrando así que su teoría “debería estar en lo cierto, ya que el laboratorio (de Tucson) al recibir esta nueva muestra , la quemada, la dató como ´tejido del siglo XIV´ con lo que para el científico ruso ha quedado demostrada la falsedad de la datación a la sabana santa” (Marvizón, pag 101-102)

Sin embargo, aquí no se divulga cierto detalle: “ Hicimos una consulta rutinaria al laboratorio de Tucson sobre el análisis de una muestra de tejido procedente de Engedi (Israel) que habían realizado entre 1988 y 1994. La respuesta fue que durante ese periodo de tiempo no habían analizado nada semejante” (Galán, pag 180)

¿Envío o no envío el ruso la tela?

“ Repetimos la consulta intentando localizar el nombre del profesor Kouznetsov entre los clientes del laboratorio. Tampoco figuraba.”

Así se llega a que: “ un artículo aparecido en el Journal Of. Arqueológica Ciñese (1996, núm. 23, pag 157-160) en el que un equipo de investigadores del radiocarbono exponen los resultados del experimento de Kouznetsov repetido en un laboratorio homologado (el laboratorio usado por el ruso para probar su teoría no estaba homologado ni su procedimiento científico había observado las cautelas habituales en una experimento científico) Los resultados fueron que el calentamiento de un tejido de lino, incluso a temperaturas mucho más altas que las propuestas por Kouznetsov no alteran su datación. Es decir, el radiocarbono sigue fechando la sabana santa en el siglo XIV y la famosa argucia de Kouznetsov no es más que una patraña de las muchas a las que nos tienen acostumbrados los sindonólogos.” (Galán ,pag 180-181)

Otra teoría – como mencione- es la contaminación de las muestras. Aunque existe el riesgo , no sería posible que una contaminación con materiales mas recientes rellene “satisfactoriamente el abismo cronológico que media entre el siglo I y el XIV” (Galán- pag 181)

Pero no deseo caer en la descripción de los argumentos tergiversados que esgrimen los sindonólogos para demostrar que su lienzo es autentico. Bastara finalizar este informe, brindando las respuestas que tanto Benítez como Julio Marvizón se preguntan, de tratarse el Manto de Turín de una falsificación medieval:

Así dice Marvizón en su libro ya citado (pag 152):

<< Pero y aun admitiendo la posibilidad de que el lienzo estuviese datado en la fecha que los laboratorios dicen ¿quién es capaz de dar explicaciones a estos interrogantes que la sabana plantea?

La sabana Santa es un negativo fotográfico y la fotografía se invento en el siglo XIX.

Los estudios analizados hasta aquí demuestran que una protofotografía era técnicamente posible en el siglo XIV; más aun, si consideramos a Leonardo de Vinci como su, posible, autor, un hombre que fue claramente adelantado a su época (¿cuantos genios hay que escriben a la vez con ambas manos? ¿Lo hacia el inventor de la fotografía?)

La tela de la sabana de Turín es una sarga de lino, y este tipo de tejido no se fabrico en Europa hasta bien entrado el siglo XIV. El falsificador ¿fue a buscarla expresamente a Oriente?

Como otras, esta es una afirmación gratuita, ya que en algunas regiones de Europa nunca se interrumpió la fabricación de sarga en la edad media. Además recordemos – como se dijo en su momento- que en aquel tiempo (siglo XIII aproximadamente) existía un activo comercio mediterráneo y no tienen nada de raro que una pieza de tejido viniera del otro extremo. No era preciso que el falsificador fuera a buscarla, sino más bien, con enviar a buscarla era suficiente (más si los sumos pontífices estaban en medio)

La Síndone contiene pólenes iguales a los que se encuentran en los estratos sedimentarios de hace 2000 años en el lago Gene Saret y de otras zonas de la Tierra por donde se ha podido demostrar que la sabana santa ha pasado. El falsificador ¿sabia tanto de pólenes que fue a buscarlos expresamente para ponerlos en la tela, para que fueran descubiertos 7 siglos después?

Otra afirmación gratuita y tergiversada. Como se menciono , el propio Max Frei se desdijo en su afirmación de los 2000 años. “ Sería en si posible encontrar una planta ya extinguida hoy. Pero yo no he tenido esa fortuna….las especies halladas estaban presentes en Palestina en tiempos de Jesucristo , siglo I, pero también antes y después” (Igartua, pag 31)

Además no hubo otro experto Palinólogo que pudiera corroborar los hallazgos de Frei (pero ya se ha citado precedentemente esto)

No es preciso que el falsificador , en todo caso, supiera tanto de pólenes para ponerlos en la tela. Con pedir la sabana de lino fabricada en Oriente medio bastaba para que los pólenes quedaran impregnados.

En la sabana existen rastros de sangre que se ha podido demostrar que corresponden a sangre venosa y arterial ¿cómo pudo el falsario poner sangres diferentes si no se conocía aun la circulación de la sangre, y menos la diferencia entre sangre venosa y arterial?

Es curioso que Marvizón que afirma esto, no haya incluido en su libro ya citado -salvo aquí- ese descubrimiento de sangre venosa y Arterial. ¿Acaso lo copio?

En todo caso, esto se explica de una sencilla manera: tomando un cadáver he imitando una muerte como la citada por los evangelios (cruz, azotes, lanzada, caídas, corona, etc.) bastaba para producir esa sangre venosa y arterial. No es preciso conocer sobre circulación sanguínea, sino sobre teología.

El Dr. Robert Bucklin, medico forense y patólogo escribe: “las imágenes de la Síndone son anatómicamente correctas. Sus características patológicas y fisiológicas son claras y revelan unos conocimientos médicos ignorados hasta hace unos 150 años”

Son tan “anatómicamente correctas” como que se utilizo un cuerpo verdadero. Aunque se precisara un “conocimiento medico” (amen que en 1492 , posiblemente, Leonardo lo tendría) ¿qué necesidad habría de saber sobre medicina para clavar , azotar , y perforar (entre otras cosas) un cadáver? ¿Acaso los verdugos en el siglo I eran médicos?

Sabemos por los estudios realizados que las huellas de la sábana santa no son de pintura , ya que no se encuentra ningún resto de pigmentos, materia orgánica o inorgánica, que hubiese servido para realizar la pintura ¿Cuál fue la técnica del falsario , desconocida hasta hoy ,que él se llevo a la tumba y que no utilizo en ningún otro cuadro?

La “técnica” – como ya se menciono- es la misma que contiene un manuscrito Árabe de Alhazen (965-1038): la de la cámara oscura. Sería bueno que, como Picknett y Prince, los sindonólogos hicieran la experiencia y así corroborarían el “misterioso y secreto” sistema de cómo se impresiono la imagen en el lienzo.

Y algo muy similar a esto sucede en el arte de la prestidigitación. Ante un personaje -como muchos aparecieron en la historia – que decía poseer poderes psíquicos la mayoría de la gente -prodigios de por medio- creían

en sus facultades extraordinarias , y cuando se les explicaba como ese engatusador hacia sus “prodigios divinos” la gente desconfía – o rechaza rotundamente- a quien desmistifica a ese “enviado celestial” o “iluminado” – que se vale de simples trucos de magia para conseguir adeptos. Pero no solo estos timadores. El ilusionista David Copperfield no precisa engañar a nadie diciendo que posee poderes , de hecho, ya deja asombrados a más de uno, ante el despliegue de efectos contrarios a la lógica, sin embargo, -y lo digo como Ilusionista que soy- si a la gente se le revelara esos secretos increíbles , si se le revelara lo sencillo que puedo ser un truco tan inmenso que “alucina los sentidos”, lo primero que haría la persona es descreer. Se niega a aceptar algo tan sencillo como explicación a algo tan fabuloso. Solo serviría esta explicación –como puede ocurrir con la Sabana de Turín- si se pone en práctica lo mencionado. Les puedo asegurar que cuando la persona prueba por si misma lo imposible, lo ilógico se vuelve lógico.

(Paso la siguiente pregunta pues ya esta totalmente explicada por lo mencionado párrafos arriba)

El falsificador tendría que haber usado sangre pre-mortal y post-mortal y tendría que haber pintado con albúmina de suero los bordes de las marcas de los azotes. Pero la albúmina del suero no es visible salvo a la luz ultravioleta. Hay que suponer que ya tendría un medio de producir esa luz y así poder pintar las machas en el lienzo.

¿Sangre pre-mortal y post-mortal? ¿Dónde menciona -además de aquí- en todo su libro, Marvizón, ese hallazgo? ¿De donde se basa para afirmar tal diferencia de sangre si en la figura de la sabana no se hallo vestigio de sangre -salvo la “Porfirina” y entre comillas)? ¿Qué documentación empleo el autor para declarar tan categórica afirmación y que se niega a mencionar en su libro, salvo para defender a su Sabana aquí? ¿Quién llego a tales conjeturas , como lo hizo? (y no pensemos en la contradicción con el rigor mortis).

Pero cierto es que se encontró albúmina de suero. Y aquí es donde nos damos cuenta , definitivamente, de que se trato de una falsificación. Como se dijo, el falsario empleo -muy posiblemente- un compuesto químico asociado a la clara de huevo para impresionar la imagen con la técnica de protofotografía. He aquí la albúmina. No era preciso la luz ultravioleta. En el mismo proceso de plasmado de la imagen estaba la albúmina como componente… Sobran más comentarios.

*Texto «Una visión escéptica» cedido por su autor, Sebastián Jarre.

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